El
gateo es un proceso que constituye un gran avance para el bebé, a nivel
neurológico y de coordinación. El gateo prepara a los niños para que se
desembuelban posteriormente en el aprendizaje, especialmente para el proceso de
lectura y escritura; de igual manera le permitirá tener mayor autonomía, pues
podrá desplazarse con toda libertad y seguridad por donde él desee.
El
gateo permite crear conexiones entre los hemisferios del cerebro, así pues
cuando el bebé gatea coordina sus movimientos de tal manera que el brazo
derecho va sincronizado con el pie izquierdo y el brazo izquierdo con el pie
derecho de forma cruzado, esto es posible gracias a que la información es
pasada de manera rápida de un hemisferio al otro, como se sabe, el hemisferio
derecho controla los movimiento de las extremidades izquierdas de nuestro
cuerpo y el hemisferio izquierdo controla los movimientos del lado opuesto.
Cuando ambos hemisferios trabajan de manera coordinada es posible realizar movimientos
en simultáneo con ambos lados del cuerpo como por ejemplo pasarse objetos de
una mano a otra o tomar apuntes cuando estamos escuchando una clase. Este tipo
de conexiones no sólo permitirá adquirir destrezas motoras y movimiento sino
también permitirá el desarrollo de diferentes funciones cognitivas. Por
otro lado cuando el bebé gatea, recorre diferentes superficies y texturas, esto
permitirá desarrollar la sensibilidad táctil de los dedos y de la palma de la
mano, lo que favorecerá el agarre de objetos pequeños, coger correctamente el
lápiz e iniciar con éxito el proceso de escritura.
Además
de ello es necesario saber que el gateo favorece los procesos de convergencia y
acomodación visual, esto permite focalizar correctamente un objeto y saber a
qué distancia está y dónde se encuentra ubicado (nociones cerca-lejos), es
decir que gracias al gateo hemos aprendido a resolver problemas tales como
superar obstáculos, librarnos o pasar sobre ellos, realizar juegos de encaje,
rompecabezas y cualquier problema que requiera la orientación espacial.